Como mamá aprendo y enseño a valorar la diferencia.
El respeto a sí misma y a los demás, es uno de los valores que considero más importantes en la educación de mi hija.
Deseo que ella valore la diferencia y enriquezca su vida con la diversidad, a partir de aceptar, respetar y apreciar su propia individualidad.
Como mamá, aprendo también a hacerlo, ya que aunque me considero una persona respetuosa y tolerante, me deleito al ver a mi hija jugar de inmediato con otros niños, sin reparar nada.
Pude ser consciente entonces, de cuánto yo misma necesitaba aprender a valorar la diferencia pues, es una lástima pero, como adulta estoy cargada de prejuicios automáticos e inconscientes.
Juicios, de lo que creo es bueno o malo y forman parte de la manera en la cual percibo la realidad y me relaciono con los demás.
Parámetro desde donde comparo y juzgo a los que considero diferentes, a través de pequeñas acciones cotidianas y en apariencia, inofensivas.
Acciones como examinar, censurar, murmurar, satirizar o reprobar por la apariencia, la forma de pensar, las costumbres, los comportamientos o las creencias, generando sesgo de la realidad.
Hoy, consciente de ello y con un compromiso honesto, evito juzgar, para permitirme ver el mundo desde una nueva perspectiva y permitirme empatizar más.
Poder sentir como lo hacen los demás, para ser capaz de superar mis prejuicios y poder aceptar, respetar, apreciar y enriquecer mi vida con la diversidad que el mundo tiene.
Así, confío en que mi hija aprenderá a valorar la diferencia, si yo misma lo hago, ya que cobra mayor importancia lo que hacemos, que lo que decimos.
Ejemplo a través del cual puedo tener un real impacto en su su crianza, cuando yo misma soy coherente.