¿Por qué sientes que siempre te pasa lo mismo?
¿Te has encontrado diciendo frases como “¿por qué a mí?” o “siempre me pasa lo mismo”? Si sientes que estás en el estancamiento, pero no haces nada para cambiar tu situación. Esto no es solo mala suerte. Muchas veces, sin darnos cuenta, nos quejamos, culpamos y entregamos nuestro poder. El primer paso es verlo para empezar a cambiarlo.
El patrón del victimismo: cómo se cuela en tu vida diaria
El victimismo no siempre es evidente. A veces aparece en frases pequeñas:
- “No tengo tiempo”.
- “Con mi jefe/pareja así, imposible”.
- “Es que la economía/el país/el tráfico…”.
- “Yo quería, pero no me dejaron”.
Estas expresiones parecen inofensivas, pero esconden algo más profundo: Te desahogas, pero postergas decidir y actuar. Esperas condiciones perfectas.
Y aquí viene lo incómodo: victimizarse tiene recompensas ocultas.
- Atención y validación. El “qué duro lo mío” atrae empatía inmediata.
- Permiso para no actuar. Si “no depende de ti”, no tienes que decidir hoy ni hacer nada.
- Evitar riesgos. Sin acción, no hay posibilidad de equivocarte.
- No sales de lo que conoces. Repetir el mismo relato da sensación de control, aunque duela.
Todo eso te mantiene en el mismo lugar. Reflexiona: en la última situación difícil, ¿dijiste “miren lo que me hicieron” o te preguntaste “qué puedo hacer yo ahora”? La segunda opción abre posibilidades.
La diferencia está en que al plantearte qué puedes hacer, reconoces tu poder para encontrar una solución; en el victimismo te quedas en la narrativa de lo que otros hicieron o las circunstancias que no van a tu favor.
El victimismo inconsciente: lo que no alcanzas a ver
Nadie se levanta pensando: “Hoy seré víctima”. Es un patrón inconsciente que aprendiste con el tiempo. Tal vez recibías más cuidado y atención cuando estabas mal, o evitabas conflictos no decidiendo. Lo repetiste tanto que se volvió automático.
Se reconoce en tres señales claras:
- Queja sin plan. Te quejas, pero no hay siguiente paso.
- Culpable favorito. Siempre es el mismo: el tráfico, la empresa, tu ex, la familia.
- Lenguaje que te quita poder. “No puedo”, “así soy”, “no depende de mí”.
Ver estas señales no es malo, es una victoria: lo que reconoces, puedes transformarlo.
El costo real de vivir como víctima
Seguir en ese modo tiene consecuencias serias:
- Estancamiento. Los días pasan y todo en tu vida depende de factores externos.
- Impotencia. Sientes que otros deciden tu vida.
- Autoestima baja. Confirmas a diario que “no puedes”. Te autosaboteas.
- Ansiedad. Te quedas atrapado en el miedo a lo que el futuro te traerá.
- Relaciones drenadas. Los demás se cansan de escuchar que todo va mal, pero nada cambia. La tensión crece con quienes te rodean, porque ellos perciben que nunca das un paso hacia adelante.
Lo más grave es que, al poner la atención afuera, ignoras lo que sí está en tus manos mover. La vida sigue, y mientras esperas condiciones ideales, pierdes oportunidades.
Cómo salir del victimismo: 100% responsabilidad práctica
Responsabilidad no es culpa. Es poder: tu capacidad de respuesta. El mundo no tiene que cambiar para que empieces. Tú puedes elegir un paso hoy. Aquí tienes un marco práctico:
- Caza tu frase de queja favorita. Escríbela y cámbiala. “No tengo tiempo” → “No lo he priorizado”.
- Encuentra tu 5%. Reconoce la parte que sí depende de ti, aunque sea mínima.
- Micro-acción en 10 minutos. Envía ese correo, haz una llamada, ordena un día en tu agenda. Lo pequeño rompe la inercia.
- Dibuja dos círculos. En el primero, lo que controlas (tu actitud, tu tiempo, tu preparación, etc.). En el segundo, lo que no (el clima, la inflación, lo que deciden y hacen los demás, entre otros.). Vuelve al primer círculo cada vez que te pierdas en el segundo.
- Cambia tu lenguaje. Habla como protagonista de tu vida: “elijo”, “decido”, “asumo”.
Estas no solo son afirmaciones o frases bonitas: son entrenamientos diarios. Practicadas con constancia, generan cambios visibles en semanas. Asumir la responsabilidad te da poder porque te enfoca en lo que puedes hacer.
Hoy puedes recuperar las riendas de tu vida
Quiero que te lleves una idea clara: cuando asumes responsabilidad total, recuperas la libertad de elegir tu camino. Dejas de esperar que el mundo cambie y empiezas a cambiar tú.
No necesitas un salto épico, sino un 1% de avance diario. Esa suma de microacciones es la que construye la vida que quieres. Marcar un punto de giro en tu camino.
Un recurso para ti
Soy María Montero, autora de ¡TODO INCLUIDO!: Cómo ser feliz cuando el dolor y los desafíos forman parte de la experiencia. En este libro comparto mi propio camino de vulnerabilidad, resiliencia y responsabilidad como fuente de libertad.
Si este tema resonó contigo, te invito a leer la primera parte del libro gratis en y descubrir cómo dejar de cargar culpas para empezar a vivir con propósito. Empieza a leer “¡TODO INCLUIDO!” ahora. Haz clic en la portada del libro 👇