Hoy el concepto de lujo es amplio, ambiguo y cambiante
Hace unos días escuché a un abuelo contarle a sus nietos como su madre les relataba que cuando era niña carecía del suministro permanente de agua potable en el pueblo donde vivía, por lo cual el uso del agua se priorizaba para las necesidades más básicas. En consecuencia, solo podían permitirse un baño semanal para lo cual realizaban una larga caminata a la casa de su abuela donde además podían disfrutar de agua caliente. Fue inevitable entonces recordar cuando una amiga me contó que igual situación atravesaron durante la guerra civil en su país, baño de agua caliente que ella describía como su mayor lujo bajo las terribles circunstancias por las que estaban pasando en aquel momento.
Necesidades que como el suministro de agua potable y una ducha caliente muchos damos por sentado hoy en día y no consideramos un lujo. Es así como, con nuestras necesidades básicas cubiertas, mucho de lo que anhelamos como lujo deja de serlo por que su consecución ya no implica un reto. Es entonces cuando empezamos además a sentir que, buena parte del consumismo asociado al estatus pierde su atractivo. Momento en el cual nuestra definición de lujo evoluciona y deja de limitarse a la adquisición de costosos productos.
La definición de lujo
Es allí donde incluso los expertos se ven en aprietos para definir qué es el lujo, desde que buena parte de las clases privilegiadas se rehúsan a exhibir marcas aspiracionales como símbolo de estatus haciendo tambalear su sostenibilidad. Lo que se suma a que generaciones como los Millenials han creado el concepto de economía compartida, al rechazar ser propietarios de bienes como autos, casas o artículos suntuosos y por el contrario optan por el alquiler de muchos de estos bienes.
Por consecuencia, el nuevo concepto de lujo no necesariamente cuesta hoy demasiado y puede estar más relacionado con valores culturales como leer ciertos libros, consumir productos orgánicos producidos localmente, usar cierto tipo de ropa sostenible, tomar clases particulares o llevar cierto tipo de dieta.
Sabiendo esto la nueva élite ha cultivado entonces un sistema de valores sociales, ambientales y culturales que hoy prueban de manera más eficaz su estatus, más allá de las limitadas opciones que les brindaba la exhibición de costosas posesiones como única muestra de movilidad social.
El lujo es un concepto personal
Como vemos, el lujo es en la actualidad un amplio concepto ambiguo que involucra la subjetividad personal de disfrutar de aquello que no es imprescindible para nuestra supervivencia. De esta manera, sin perder su refinamiento, hoy nos envía sutiles señales de que lo que podemos considerar como lujo puede estar más asociado a la tranquilidad, la privacidad, el equilibrio, la disponibilidad de tiempo, dedicarnos a lo que nos apasiona o la habilidad de ir a donde queramos. Pues, valores como la libertad de vivir bajo nuestros propios términos, se han transformado para muchos de nosotros en uno de nuestros lujos más preciados, aspiracionales y envidiables.