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¿Qué hacer en vacaciones cuando no viajas?

Unas vacaciones diferentes

Me encanta viajar y seguro en otro momento, por esta época ya estaría muy emocionada organizándome para ir a algún destino, romper con la rutina y tomarme un respiro.

Este año he decidido hacer una travesía diferente, ansío como nunca el descanso pero, siento que más que moverme de locación, necesito conexión.

Conexión con las personas que amo y conexión conmigo misma. Quiero dejar a un lado las prisas, el ajetreo y las demandas del día a día, para tomar un rumbo diferente.

Un rumbo que me permita sentirme renovada, disfrutar a plenitud cada momento y revitalizar mi energía para los días venideros:

1. Teniendo un sueño reparador

Desde hace un tiempo, me cuesta tener un sueño placentero y reparador pero, en los últimos meses, mi deuda con el sueño ha aumentado.

Me duermo tarde, me levanto muy temprano y me despierto varias veces en la noche, teniendo mucha dificultad para volver a dormir.

Lo que, en medio del trajín diario, no le ha prestado la suficiente atención y he dejado de lado. Por ello, quiero saldar esta deuda y recuperar el sueño perdido.

Permitiéndome levantarme sin despertador, tomar siestas durante el día y dormir cuantas horas me sea posible.

Sin tener la presión de las obligaciones, los horarios y sin ningún remordimiento de estar perdiendo el tiempo. Escuchando mi cuerpo y sus necesidades para restaurar su equilibrio natural.

2. Desconectando para conectar

Por la situación que vivimos, la tecnología se ha vuelto omnipresente, no solo en nuestra vida, sino en la de los nuestros, incluyendo a nuestros pequeños.

Una tercera parte de nuestro día, está transcurriendo frente a una pantalla, teletrabajando, estudiando, en reuniones o por entretenimiento.

De ahí que, desconectar por unos días, me permitirá sosegarme, estar presente con los míos y dedicar tiempo a experiencias más humanas.

3. Comer es un placer

Pero, con frecuencia suelo olvidarlo. Así, con frecuencia, como con prisa, me culpo por consumir algunos alimentos y lo convierto en una actividad rutinaria más.

Por ello, quiero recuperar el maravilloso ritual de comer, disfrutando de la compañía de los míos, propiciando un ambiente alegre y relajado y degustando con calma todos los sabores.

Aprovechando al máximo de toda la experiencia, despertando mis sentidos y creando de paso, bellos recuerdos familiares.

4. Caminar en espacios verdes

Los que vivimos en grandes ciudades, nos movemos en espacios de concreto fríos, e incluso hostiles, donde la naturaleza ha perdido su lugar.

Así tras meses de encierro, muchos hemos recordado el valor que tiene para nuestro bienestar los espacios verdes, estar al aire libre, tomar el sol, respirar.

Una caminata en la naturaleza, nos revitaliza, reconforta nuestra alma y hace que nos sintamos más felices.
Por lo cual, caminar en estos espacios verdes, será una de mis prioridades en estos días de descanso.

5. Dejarse llevar

Además del descanso físico, es vital también el descanso mental y eso es sinónimo de romper con la rutina, en consecuencia, ser más flexible.

Por ello, me olvidare de los horarios rígidos, las listas de pendientes, las actividades planeadas y el cumplir con obligaciones, al final, esto es lo que hacemos a diario.

Perder la noción del tiempo, es para mí la señal de que la estoy pasando de maravilla, he dejado a un lado el control, y por fin, me he dejado llevar.

Viajamos, algunos de nosotros para siempre, en busca de otros estados, otras vidas, otras almas.

Anaïs Nin

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