No importó cuánto me anticipé, planee, leí o intenté estar lista para la llegada de mi hija. En ese momento sentí que nada pudo prepararme para este cambio en mi vida,
Un sinnúmero de emociones intensas mezcladas y el sentimiento de amor en su estado más puro por este pequeño ser.
Pequeña que irrumpió con una fuerza avasallante en mi vida, cambió por completo mis prioridades, acaparó toda mi atención y trasformó por completo mis rutinas.
Así, con el pasar de los días, las semanas y los meses emergieron la fortaleza, la seguridad y la capacidad que ni siquiera sabía que tenía.
Pero, justo cuando me sentía más confiada, dominaba más ámbitos y retomaba el control, mi pequeña empezó una nueva etapa.
Etapa que de nuevo me retaba, me desorientaba y me hacía reiniciar el proceso para reinventar mi crianza y mis rutinas.
De esta manera, han transcurrido los 5 años más felices, caóticos, mágicos y extraordinarios de mi vida.
En los cuales, lo único que sé es que, cada día con un profundo amor, hago lo mejor que puedo hacer y doy lo mejor que puedo dar.
Con una disposición permanente de aprender de esta maravillosa bendición de ser Mamá. Soy Mamá, solo sé que nada sé.