El exceso es un desequilibrio que trae una consecuencia evidente. ¿Cuál puede ser el impacto en tus finanzas?
«Una vida de excesos». Esta es tal vez una de las frases predilectas de los tabloides de prensa sensacionalista.
Lo que asociamos en nuestro cerebro, a titulares rojos, escandalosos, directos, cortos y provocativos.
Que hacen referencia a conductas dañinas de personas públicas, pero, en realidad no solo ellos han vivido los excesos.
Sino que todos de alguna forma hemos caído en ellos, , en muchas ocasiones, sin darnos cuenta.
El exceso hastía
Los excesos no son más sino un desequilibrio que trae alguna consecuencia evidente en nuestra vida. Ya que, desbordarnos en una conducta, implica el déficit de otra.
Con el desgaste que conlleva, a tal punto que llega el hastío, cuando ya ni el exceso en la conducta es placentero.
Basta con observar cómo nos sentimos y qué nos aqueja para ser conscientes de los excesos en los cuales hemos caído.
Uno de los cuales de forma fácil detectamos, es el desmán con la comida y la bebida, cuando no ponemos el límite.
Hasta que el cuerpo protesta y todos sabemos lo mal que se pasa con una indigestión, o una espantosa resaca.
Así mismo, incluso en actividades como el trabajo, socialmente aceptadas como positivas, se dan excesos.
Llevándolo a niveles inalcanzables de exigencia que hoy sabemos se considera una adicción, que afecta nuestra salud, a través de la ansiedad y el estrés crónico.
Y ni que decir del uso desmedido que hacemos de los dispositivos tecnológicos, las redes sociales, o la Internet.
Exceso de distractores que hoy nos privan de realizar las actividades en realidad importantes o de interactuar con los demás de una manera más humana.
Nuestras finanzas personales por supuesto no son la excepción, pues muchos vivimos pagando las cuentas del hiperconsumo.
Cuando en la euforia de las compras, adquirimos cosas que no son necesarias y solo terminarán acumuladas en nuestras casas, generando caos y desorden.
Conductas compulsivas por las que todos hemos pasado en algún momento, y que surgen en nuestra vida como una respuesta inconsciente de viejos hábitos aprendidos.
En búsqueda, de gratificaciones constantes e inmediatas que nos alivian la ansiedad de forma pasajera.
Sin embargo, lo que en principio es una gran fuente de recompensa, con el tiempo, se convierte en arrepentimiento.
Por ello al detectar nuestros excesos, mejoraremos con el tiempo, nuestra capacidad de poner las cosas en su justo medio.
Canalizando de forma consciente nuestro foco, para tomar las decisiones que nos permitan actuar en coherencia, con una vida en equilibrio.
“Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también y justamente por ésta razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista y no a cultivar la razón”
Zygmunt Bauman