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paz interior

Por qué nunca hallarás paz (y qué hacer al respecto)

¿Y si la búsqueda constante de paz fuera lo que más te aleja de ella?

¿Sientes que te pasas la vida intentando estar en paz? ¿Has probado meditar, pensar en positivo, respirar profundo… y aun así la ansiedad siempre vuelve, a veces incluso con más fuerza?

Es agotador, lo sé. Pero… ¿y si te dijera que el problema no es que no sepas cómo encontrar la paz, sino que la propia búsqueda te está alejando de ella?

Hoy quiero contarte por qué ocurre esto y qué puedes hacer para cambiarlo.

1. Sé consciente de tus pensamientos (pero no les creas todo)

La mayor parte del sufrimiento que sentimos no viene de lo que ocurre, sino de cómo lo interpretamos.
Nuestro cerebro tiene una fascinación por imaginar escenarios catastróficos: dramatiza, exagera, anticipa cosas que ni siquiera han ocurrido (y probablemente nunca ocurran).

Y ese ruido mental, que muchas veces no se detiene, nos genera ansiedad.

¿Qué hacer entonces?

No se trata de controlar la mente (eso sería otra forma de lucha), sino de darse cuenta de que estamos atrapados en el pensamiento.

A veces basta con una actividad sencilla que te conecte con el presente: leer, practicar un hobby o simplemente caminar.  Lo que te guste. Y sí, también meditar, aunque sea unos minutos al día. Porque la meditación te permite observar tus pensamientos sin engancharte a ellos.

2. Elige bien tus batallas

¿De verdad necesitas ganar esa discusión? ¿Vale la pena demostrar que tienes la razón? 

Muchas veces entramos en conflictos innecesarios que solo alimentan nuestro ego. Pero, la soberbia nunca nos lleva a la paz. Por ello, renunciar a la necesidad de tener la última palabra es un acto de sabiduría.

Es mejor tener paz que tener la razón. Y no, eso no significa callarte siempre. Significa saber cuándo hablar y cuándo dejarlo pasar y guardar silencio.

3. Deja de intentar controlarlo todo

Cuanto antes aceptemos que no podemos controlar lo que hacen los demás, ni cómo se desarrollan todas las situaciones, más tranquilidad hallaremos.

Fluir no es rendirse

Fluir con lo que la vida no es resignarse ni desconectarse. Es elegir no sufrir más por lo que no está en nuestras manos.

La flexibilidad —mental, emocional, espiritual— nos acerca muchísimo a la paz.

4. No cargues con problemas que no son tuyos

Muchas veces, por querer ayudar, por sentir culpa, o por costumbre, terminamos asumiendo cargas emocionales que no nos corresponden. Cada quien tiene su propio proceso, sus tiempos, sus heridas.

Poner límites no es egoísmo: también es una forma de cuidar tu paz.

5. Suelta la preocupación y dale espacio a la solución

Darle vueltas a un problema no es igual a resolverlo. La preocupación solo genera ruido mental y agota tu energía. En cambio, si logras encontrar algo de calma (aunque sea momentánea), tu mente se abre a ideas nuevas, a posibilidades que antes no veías.

La paz también viene cuando logramos encontrar una salida. Y muchas veces, las mejores soluciones no vienen del esfuerzo, sino de parar tu ajetreo por un momento.

¿Y el perfeccionismo?

Hay una clave más para hallar paz en tu vida, pero como ese es un tema profundo por sí solo, te invito a leer : abandonar el perfeccionismo

¿Y si en lugar de buscar la paz… empiezas a construirla?

Porque la paz no es algo que se encuentra. Es algo que se elige. Se construye. Y se cuida cada día, con pequeños gestos, decisiones, pausas y límites.

¿Te gustaría profundizar en este proceso?

Soy María Montero, autora del libro TODO INCLUIDO: Cómo ser feliz cuando el dolor y los desafíos forman parte de la experiencia

En la primera parte del libro te comparto cómo descubrí que dejar de buscar paz como una meta externa y comenzar a construirla desde dentro me cambió la vida —y cómo tú también puedes hacerlo.

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