Una mirada profunda al Lupus y la redefinición de la vida
Como seres humanos anhelamos despertarnos cada día sanos, llenos de energía, sin dolor y sin tener que preocuparnos por las limitaciones que una enfermedad autoinmune como el lupus impone cada día. Este deseo es completamente natural y es compartido por quienes enfrentamos enfermedades crónicas.
En este caso, una enfermedad compleja que no nos da tregua; que implica un desafío diario que enfrentamos con valentía y resiliencia. A menudo, quienes vivimos con lupus luchamos contra síntomas que se asemejan a una fuerte gripe, la fatiga de haber corrido una maratón y las incomodidades de una resaca, todo en un mismo día. Pero, a pesar de estos obstáculos, nos sobreponemos para que el lupus no defina por completo nuestra vida, ni dicte nuestro destino.
Un vistazo profundo al Lupus
El lupus es una enfermedad autoinmune que puede manifestarse de diversas maneras en el cuerpo. Nuestro sistema inmunológico, en lugar de protegernos, se vuelve contra nosotros, causando inflamación y daño a diferentes órganos y tejidos. Este trastorno crónico es impredecible y puede afectar a cualquier sistema del cuerpo, desde las articulaciones y la piel hasta los riñones y el corazón.
El Lupus y su impacto en la vida cotidiana
Quienes lo padecemos, sabemos que el diagnóstico del lupus marca un antes y un después en nuestra existencia. En mi caso, antes de saber que tenía lupus, solía llevar una vida apresurada, sin prestar mucha atención a las señales que desde aquel entonces mi cuerpo me enviaba. Así, me sumergía en la rutina cotidiana sin cuestionarla, y la salud era algo que simplemente daba por sentado.
Sin embargo, a medida en que los síntomas empezaron a manifestarse cada día más y a hacer más evidente que algo andaba mal, recuerdo que con el diagnóstico de lupus, todo cambió. De esta manera, aunque todo empezó a encajar y supe la causa, también me vi obligada a hacer una pausa en medio de mi agitada rutina. El lupus me forzó a ello.
Lo que puedo decir que no fue del todo malo, porque también me obligó a reconectar de nuevo con mi verdadera esencia y a reevaluar lo realmente importante en mi vida. Comencé entonces a apreciar cada día como un regalo, y la salud paso de ser aquella cosa a la cual prestaba poca atención, a convertirse en uno de mis tesoros más valiosos.
Adoptando un nuevo estilo de vida con calma y gratitud
Fue así como, aprendí a abrazar la calma como una habilidad adaptativa. Descubriendo la gratitud por las pequeñas cosas, todo lo que antes pasaba por alto. Como por ejemplo, la energía que me quedaba, después de un día ajetreado con el lupus o aquellos días con menos dolor. Lo que condujo a que de forma paulatina, mi enfoque de la vida cambiara, y pudiera encontrar de nuevo la alegría y el propósito en medio de las dificultades.
Vivir a causa de los desafíos, no a pesar de ellos
De esta manera descubrí que, el diagnóstico de lupus no es el final de la historia, sino un nuevo comienzo. Aprendiendo a vivir a causa de los desafíos, no a pesar de ellos. Donde la vida nunca había sido tan sustanciosa y plena como lo es ahora.
En especial, para aquellos que hemos aceptado al lupus con coraje y determinación, sabiendo que aunque la cura no está en nuestras manos si lo está la actitud con la que nos enfrentamos a ella, sin permitir que dicte los términos de nuestra vida. Convirtiéndonos en sobrevivientes, luchadores, y ante todo, personas que han transformado sus obstáculos en nuevas oportunidades para seguir viviendo.
Conoce más de mi experiencia
Si quieres conocer más de mi experiencia viviendo con lupus, lo que he aprendido y cómo puedes incorporar estos aprendizajes a tu propia vida, Lee aquí.