De las dudas e inseguridades al empoderamiento como madre
Cuando me convertí en madre, fui invadida por miles de dudas. ¿Mi hija está segura? ¿Estaré haciendo todo correctamente? ¿Habrá comido lo suficiente? ¿Es normal esa respiración? Las inseguridades inundaron mi mente. Pero a medida que me sentía más cómoda en mi papel de madre, estas vacilaciones comenzaron a disiparse.
La presión de ser la ‘Mamá Perfecta’
Sin embargo, lo que no esperaba era el abrumador volumen de opiniones y expectativas sobre lo que se supone que una «buena madre» debe ser y cómo debe criar a sus hijos. Me di cuenta de que, al igual que en otros aspectos de mi vida como mujer, no podía escapar de los juicios, las críticas y las opiniones. Expectativas de los demás que, lejos de ayudar, minaban mi autoestima, subestimaban mi labor y desvalorizaban mi género.
El empoderamiento a través de la autenticidad
Por fortuna, rápidamente llegué a un punto de inflexión donde reconocí que debía alejarme de toda esta presión y de la idea de ser una «mamá perfecta». En su lugar, decidí abrazar mi capacidad para elegir cómo quería vivir mi vida, cómo deseaba interactuar con mi familia y cómo tomar mis propias decisiones sobre la crianza de mi hija.
Celebrando la humanidad y la vulnerabilidad
Hoy en día, no temo que mi hija me vea fallar, llorar, enfrentar el fracaso o sentirme abrumada. Ella sabe que no tengo todas las respuestas y que no soy perfecta. Sabe que a veces, necesito ayuda y me gusta que me vea pedirla. Sabe que también puedo ser impaciente y experimentar momentos de enojo. Y a pesar de que hago mi mayor esfuerzo, definitivamente no soy una chef ni una experta pastelera. Simplemente soy su mamá, un ser humano que tiene buenos y malos momentos y también se equivoca.
Una madre real
Lo que he aprendido a lo largo de este viaje como mamá es que las mejores respuestas siempre residen en mi interior. Actúo con amor y doy lo mejor de mí, con la plena tranquilidad de que, lejos de ser una «mamá perfecta», soy simplemente yo: una madre real para mi hija.
Una mamá empoderada
Si también te has sentido abrumada por la presión de ser la «mamá perfecta», te invito a dejar atrás el perfeccionismo y a abrazar tu autenticidad. Aquí es donde reside tu verdadero empoderamiento. Celebra tus fortalezas y tus debilidades como parte valiosa de tu maternidad. Tus hijos no necesitan una mamá perfecta, te necesitan a ti, ¡Tú eres la mamá real que necesitan tus hijos!